La ciencia del proteoma

El descubrimiento​ hacía la meta-teoría de la ciencia de la edad​

La evolución biológica de los seres vivos abre un nuevo camino para entender por qué y cómo envejecemos.​

La inspiración viene de soluciones encontradas en la naturaleza, teniendo mucho más tiempo que todos los investigadores de biología en mundo, ejecutando miles de millones de pruebas fallidas en un asombroso número de seres vivos durante miles de millones de años.​

Muchas de estas pruebas no han tenido efecto, mientras otras han resultado ser dañinas para los organismos, solo algunos pocos cambios han mejorado el desempeño de la vida bajo condiciones específicas. ​

Organismos capaces de resistir condiciones extremas son ejemplos de una evolución perfecta en términos de robustez biológica; su adaptación genética por selección ha ayudado a transformar el ambiente hostil en un ambiente óptimo. ​

Estas bacterias extremófilas como Deinococcus radiodurans o Arthrobacter agilis inspiraron la investigación del  profesor Radman, en como su resistencia extrema puede ser comparada con resistencia de la ciencia de la edad. Radio resistencia y crono resistencia caminando de la mano.​

Cuando se exponen a la radiación, pueden pasar del estado de “muerte clínica” a un proceso de “resurrección” a través de la autorreparación. ¿Cómo pueden estos seres vivos sobrevivir a dosis de rayos gamma 1.000 veces la dosis letal para los seres humanos? ¿Cómo es posible que el daño extremo a su ADN no cause su muerte?.​

Es porque cuando tienen múltiples fragmentos de ADN entran en juego proteínas “no oxidables” para reparar dicho ADN.​

Estas dos superbacterias han “inventado” sistemas que protegen las proteínas contra la corrosión que normalmente provoca la radiación. Así es como el profesor Radman se centró en las proteínas y, por tanto, en la teoría del papel del proteoma en el proceso de envejecimiento. La supervivencia del organismo depende de la actividad de sus proteínas, al igual que su envejecimiento.​

La piel envejece porque sus células envejecen, las células envejecen porque el proteoma se oxida y envejece.​

Si nos centramos en esta causa, de la alteración del proteoma, en común con todos los daños relacionados al envejecimiento, se puede actuar simultáneamente sobre cada una de sus consecuencias.​

Por ello, dotar a nuestras células con moléculas protectoras que han sido probadas con éxito por la evolución de los seres vivos, es la solución más eficaz para combatir los signos de la edad. ​

Aumentar el uso del biomimetismo ayuda a reducir la necesidad de utilizar moléculas que no han sido validadas por la naturaleza, al mismo tiempo que nos da acceso al conocimiento puro. 

Miroslav Radman, un biólogo genétista y molecular aclamado internacionalmente, es particularmente conocido por su descubrimiento de la respuesta SOS a las lesiones del ADN y por revelar la importancia de proteger el proteoma en la resistencia de las células en condiciones extremas (radiación, temperatura, sequedad, etc).

Su trabajo ha sido objeto de más de 200 publicaciones en las revistas científicas internacionales más prestigiosas, y ha dado lugar a la solicitud de numerosas patentes. Su investigación sobre el papel que juega el daño al proteoma como causa de enfermedades relacionadas con la edad, como el Parkinson, el Alzheimer y la enfermedad de Charcot, ha ayudado a trazar el camino estratégico de una de las investigaciones más prometedoras en tratamientos relacionados con la ciencia de la edad.​

Miroslav Radman y Jean-noël Thorel dos científicos conducidos por la misma pasión por la vida

Desde los años 2000 Jean-Noël Thorel, farmacéutico y fundador de NAOS, ha compartido la visión e investigación del Profesor Miroslav Radman fundador de MedLS (Mediterranean Institute for Life Sciences) cuyo trabajo sobre la longevidad y regeneración celular ha revolucionado la comprensión del envejecimiento y las patologías relacionadas con la edad (Diabetes, Parkinson, el Alzheimer y la enfermedad de Charcot) ​

Un nuevo paradigma científico:
Más allá del genoma, El proteoma

Hacia una nueva comprensión del envejecimiento

Proteínas: el segundo componente más grande del cuerpo pero la principal fuente de longevidad.​

El proteoma se refiere a todas las proteínas de una célula u organismo. Las proteínas (del Griego significa primero (6)) son el segundo componente más importante del cuerpo después del agua (5), es decir, más del 20 % del peso.​

Como un activo genuinamente vital, proporcionan muchas funciones clave en todos los órganos y son efectores de todo el mecanismo celular.

¿Por qué apuntar al proteoma en lugar del genoma?​

Si bien los genes transportan constantemente toda la información biológica (=lo que podría suceder), no todos nuestros genes se expresan en todas partes de nuestro cuerpo en todo momento. ​

Solo cuando un gen se traduce en una proteína se expresa por completo (= lo que realmente sucede). El proteoma es una entidad dinámica que se adapta constantemente a las necesidades de la célula y su entorno (22).

Es por tanto el punto de partida de todas las funciones vitales de la piel, su alteración es la principal causa del envejecimiento.​

La importancia de la causalidad del proteoma, la nueva metateoría del envejecimiento, incluye la mayoría de las teorías previamente identificadas. Por ejemplo, la teoría del acortamiento de los telómeros se explica por la protección de la telomerasa, que es una proteína.​

Una nueva comprensión del envejecimiento: el proteoma, responsable de la longevidad​

Al igual que en el organismo, las miles de proteínas esenciales para la fisiología de la piel juegan un papel tanto estructural como funcional.​​

Constituyen el tejido, el marco y la densidad de las capas de la piel, como la elastina o el colágeno. También se aseguran de que todos los procesos fisiológicos vitales, como la respiración, la reparación, la comunicación y la eliminación de desechos celulares, funcionen correctamente.​

Estas proteínas, esenciales para la vida celular, son ilimitadas: enzimas reparadoras del ADN, hormonas, conexinas, que median la comunicación celular, acuaporinas, que transportan agua a través de varias capas epidérmicas… todas estas funciones son realizadas por múltiples proteínas especializadas que aseguran la salud y equilibrio de nuestro órgano más grande: la piel.